He despertado, sigo viva, parece que han sido siglos dormitando en el olvido. Transcurrieron trece años desde la última publicación que realicé. Cuántas cosas extraordinarias sucedieron en tan largo tiempo, cuánto desencanto, cuánto desamor y luego demasiado amor, tanto, que sucumbí de nuevo ante el gran estafador de mirada perfecta. No es necesario decir el caos y el desorden que trajo a mi existencia, las letras lo dirán por mi.
No era mi deseo regresar, aún me duele el pecho y mucho me temo que el corazón cada vez late con menor intensidad. Sin embargo sigo aquí, despúes del hielo y el deshielo, de la arena en los ojos y el sol incandescente, me aferro a los versos como pequeños salvavidas en un mar tan muerto como yo. Debo una disculpa por la interminable espera a la que sometí a mis cuatro lectores. He vuelto señores, he sentido de nuevo ese pequeño aguijón del deseo y he llegado ante ustedes para vestir al poema que deje desnudo, para abrazarlo como a niño huérfano de dulce sonrisa.
Si a alguno le agrada, si a alguien le apetece leerme
¡Bienvenido pues!
Yo en Resistencia, siempre.